viernes, 24 de abril de 2015

LA NECESIDAD DE CAMBIAR EL ENFOQUE GRAMATICAL AL ENFOQUE COMUNICATIVO

Cualquier argumento a favor de un enfoque comunicativo de la educación lingüística debe partir de la voluntad de encontrar respuestas a interrogantes como éstos: 
  • ¿Para qué enseñamos lengua y literatura? 
  • ¿Con qué criterios deben seleccionarse los contenidos lingüísticos y literarios?
  •  ¿Aprenden de veras los alumnos lo que les enseñamos en las aulas? 
  • ¿Qué debe saber (y saber hacer) un alumno o una alumna para desenvolverse de una manera adecuada en los diferentes contextos comunicativos de su vida personal y social?

Resultado de imagen para LA COMUNICACIONSi consultamos al profesorado de lengua en la educación primaria y en la educación secundaria, a lingüistas (sea cual fuere la orientación de la escuela lingüística a la que se adscriban) o a especialistas en asuntos pedagógicos sobre la finalidad de la enseñanza escolar de la lengua, veremos cómo unos y otros coincidimos en la idea de que el objetivo esencial de la educación lingüística ha sido, es y quizá deba ser siempre intentar contribuir a la adquisición y al dominio de las destrezas comunicativas más habituales en la vida de las personas (hablar, escuchar, leer, entender y escribir) y por tanto a la mejora de las capacidades comunicativas del alumnado. Nadie niega ya que el objetivo esencial de la educación lingüística es la adquisición y el desarrollo de los conocimientos, las habilidades, las actitudes y las capacidades que nos permiten desenvolvernos en nuestras sociedades de una manera adecuada y competente en las diversas situaciones y contextos comunicativos de la vida cotidiana.
Por esta razón, el aprendizaje lingüístico en las aulas no debe orientarse de forma exclusiva al conocimiento, a menudo efímero,  de los aspectos morfológicos o sintácticos de una lengua, sino, que ante todo, debe contribuir al dominio de los usos verbales que las personas utilizan habitualmente como hablantes, oyentes, lectores y escritores de textos de diversa naturaleza e intención. El enfoque formal o prescriptivo de la enseñanza de la lengua partía de la idea de que sólo el conocimiento de las categorías y de las reglas gramaticales de la lengua haría posible la mejora del uso expresivo de las personas, pero, con la extensión de la enseñanza obligatoria en las últimas décadas a alumnos y a alumnas pertenecientes a grupos sociales hasta entonces ajenos a la educación escolar, se ha comprobado que no basta con un saber gramatical que no es sino una caricatura de cierta lingüística aplicada, sino que lo que se precisa es una educación lingüística orientada a la mejora del uso oral y escrito del alumnado.

Esto es algo tan sensato que no hace falta estar a la última en didáctica de la lengua para estar de acuerdo, aunque ya se sabe que el sentido común es el menos común de los sentidos. Por eso Rodolfo Lenz escribió con ironía hace ya casi un siglo (1912): “Si conocer a fondo la gramática fuera condición indispensable para ser artista del lenguaje, poeta, escritor, orador, ¿por qué no son los mejores gramáticos a la vez los más grandes escritores?”. Y, en la misma dirección, escribiría en 1924 el ilustre erudito Américo Castro: "La gramática no sirve para enseñar a hablar y escribir correctamente la lengua propia, lo mismo que el estudio de la fisiología y de la acústica no enseñan a bailar, o que la mecánica no enseña a montar en bicicleta. Esto es de tal vulgaridad que avergüenza tener que escribirlo una y otra vez”.

LA IMPORTANCIA DE LA ENSEÑANZA DE LA LINGÜÍSTICA TEXTUAL EN EDUCACIÓN BÁSICO REGULAR



La didáctica del lenguaje tiene como objetivo verificar en la práctica las teorías más eficaces para que los niños aprendan su lengua de origen, la perfeccionen y puedan utilizarla de la manera más amplia y rica posible, aprovechando todos sus recursos. Se ocupa entonces de elegir el modo más adecuado de aprender a leer y escribir, y de mejorar el proceso de la lectoescritura, con el fin de que el sujeto pueda comunicarse del modo más efectivo en los diferentes contextos que lo requieran. En un estadio más avanzado, es sumamente importante fortalecer la lectura comprensiva y crítica, y la argumentación fundada.

No debe olvidarse que el lenguaje es un sistema de símbolos, adoptados en forma convencional, y por lo tanto, las palabras solo adquirirán significación en relación al objeto que designan. Es importante por lo tanto que las palabras se asocien a la representación del objeto para que cobren sentido, especialmente en la etapa preescolar y el primer año de la escuela primaria. Las imágenes visuales y atractivas estimulan el aprendizaje del lenguaje, y esto es muy común de observar en los niños que empiezan a reconocer las palabras, que intentan hacerlo en cuanto cartel encuentran en las calles.

En el aprendizaje de la lengua se han intentado varios métodos, el alfabético y tradicional que formaba palabras a través de aprender letras, luego sílabas y después palabras; el silábico (combinando sílabas); el fonético que apuntaba al sonido de las vocales representados en los fonemas; el global (que trata de que el niño entienda lo que lee o escribe, como el caso citado de mostrar dibujos de lo que las palabras representan); el de la palabra generadora (de la que se parte para construir otras nuevas). Finalmente el método psicogenético, propugna que el niño puede descubrir por sí mismo cómo leer y escribir, guiado por el adulto, y siguiendo una estructura evolutiva común. Este último método requiere más tiempo para llegar al resultado esperado.
Una vez que el niño se ha alfabetizado, las intervenciones para enriquecer los usos de la lengua oral y escrita, dependerán de su propia motivación y de la estimulación familiar y escolar. Introducir el hábito de la lectura, de disfrutar de ella, el uso del diccionario, el gusto por transmitir sus pensamientos y emociones a través de los recursos que proporciona el lenguaje expresivo, interpretar consignas, son intervenciones didácticas que ayudarán a un pleno desarrollo del lenguaje.